El impuesto ficticio y la cultura del esfuerzo

Artículo en Blog de CajaSiete, 28 de marzo de 2017

Leopoldo Cólogan


Siempre he pensado que la mejor forma de aumentar la recaudación por el cobro de impuestos pasa por estimular y dinamizar la actividad económica y social estableciendo impuestos sencillos, que todo el mundo que los tenga que pagar entienda, que no se establezcan impuestos ficticios e injustos, que no respondan a la realidad, y se dé ejemplo gestionando esos recursos y que la sociedad los perciba con la mejora de los servicios y del bienestar general.

Pues esta reflexión es muy actual, con motivo de las recientes Sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional, Pleno, de fecha 16 de febrero de 2017 y 1 de marzo de 2017, que establecen que el legislador no está autorizado a gravar riquezas ficticias e inexpresivas de capacidad económica. Aunque pueda parecer obvio, dicha premisa tiene una importante aplicación práctica en nuestro día a día, y el que nos lo recuerde el Tribunal Constitucional es de gran ayuda.

Es más, dicha Sentencia dice que por el solo hecho de haber sido titular de un terreno de naturaleza urbana durante un determinado período temporal no puede revelarse sin más un incremento de valor y una capacidad económica susceptible de imposición, dado que en caso contrario se estaría impidiendo al ciudadano cumplir con su obligación de contribuir, no de cualquier manera, sino exclusivamente de acuerdo con su capacidad económica.

Lo anterior, me ha recordado la jornada sobre la problemática de la fiscalidad del agua en Canarias a la que pude asistir la semana pasada, siendo testigo de las brillantes exposiciones realizadas por el Catedrático Francisco Clavijo y el prestigioso abogado Martín Orozco, presentados por el también prestigioso abogado Felipe González.

Me impresionó lo lleno que estaba el gran salón de actos de Cajasiete donde se celebró, y me recordó otra época, en los años ochenta, de la que me vienen a la memoria titulares de periódicos como “Unas veinte mil personas se manifiestan contra la Ley de Aguas” y “Cólogan: La solución al conflicto de la Ley de Aguas es el diálogo”.

“En Canarias debemos sentirnos orgullosos de los esfuerzos que han realizado muchas generaciones.”

Llegados a este punto, la pregunta es ¿qué tiene que ver el no gravar riquezas ficticias con la problemática fiscal del agua en Canarias? Pues a mi entender mucho, porque en la actualidad se le está dando un tratamiento fiscal a los ingresos obtenidos por el agua como si fuera rendimiento del capital mobiliario y no como lo que son, ingresos obtenidos por la venta de algo propio donde te puedes deducir los gastos que realmente has tenido para poder obtener frutos. Es decir, se establece una ficción que no responde a la realidad, lo que lleva a tributar por un importe que no se corresponde tampoco con la capacidad económica real, si, obviamente, no te puedes deducir los gastos necesarios para obtener el fruto, cuyos gastos representan el esfuerzo que cuesta conseguirlo.

No olvidemos, y así se explicó en la citada jornada, que el derecho de aprovechamiento es un derecho real sobre un bien inmueble, el agua en su estado natural, en un lago, en un río o en el subsuelo, que una vez que alguien ejercita ese derecho y extrae y canaliza esa agua, pasa a ser propietario de la misma, por ser los frutos de su actividad.

En Canarias debemos sentirnos orgullosos de los esfuerzos que han realizado muchas generaciones, que han llegado a ejecutar obras hidráulicas dignas de admiración y merecedoras de ser consideradas atractivos turísticos, mostrando esos canales en paredes verticales, barrancos, pozos y galerías, como si de “minas de agua” se tratara.

Al respecto, cabe mencionar el trabajo realizado por el Notario Marcos Guimerá Peraza en 1967, que nos recuerda que el origen es anterior a la conquista con la autorización de los Reyes Católicos para repartir tierras y aguas entre los que hubiesen contribuido a ella, y apunta lo que dijo Fray Lesco respeto a la Isla de Lanzarote: “Si aquí hubiera agua que alumbrar, hubieran surgido aventureros del subsuelo, los topos soñadores de otras Islas, dignos ya de una leyenda”.

El esfuerzo hay que ponerlo en valor, y nunca penalizarlo, y conviene que las nuevas generaciones tengan presente que es, incluso, más importante esforzarse que el resultado que se obtenga. Y ello, para que puedan superarse ante las distintas situaciones que se le presenten en la vida.

Por último, y ante la reciente presentación del “Campeonato Europeo de Baloncesto en Silla de Ruedas de 2017” que se va a celebrar en junio en el sur de Tenerife, no puedo evitar mencionar a los deportistas que participarán en el mismo, como un claro ejemplo de esfuerzo y superación.