El Brexit, una oportunidad para Canarias?
Leopoldo Cólogan

Santa Cruz de Tenerife, este de La isla de Tenerife.
No hace falta tener una gran perspectiva histórica para saber que, antes de que existiera la Unión Europea, los británicos tenían colonias de residentes establecidas en España vinculadas a actividades empresariales y económicas, que aportaron su estilo de vida, cultura e idioma; como fue, por ejemplo, el de la clase media empresarial y trabajadora, el fútbol y el golf, y el inglés, respectivamente.
Ninguna de esas aportaciones debemos perderlas porque ya son nuestras, nos han enriquecido y nos hacen más competitivos. En especial, se trataría de potenciar un único idioma común dentro de la Unión Europea en el que se ha invertido mucho, que nos conecta con muchas partes del mundo y nos hace más atractivos para las propias empresas británicas, ahora no de forma impuesta sino asumiéndolo voluntariamente, y si se quiere, en honor a otros estados miembros como Irlanda y Malta. Lo que en aquellas colonias de residentes británicos más preocupaba, además de la productividad de la actividad económica y el confort de las estancias, era la que afectaba a su vida cotidiana; la sanidad, la educación de sus hijos, la seguridad policial y jurídica, así como el esparcimiento.
Estas son básicamente las mismas preocupaciones que tienen los británicos residentes en los demás países miembros de la Unión Europea, pero con la complejidad añadida de que sus vínculos con el resto de habitantes de Europa son mucho más profundos y complejos dado que, en lugar de habitar en colonias cerradas, lo han venido haciendo ostentado una ciudadanía que les permite moverse por un gran espacio de libertad, seguridad y justicia, que representa el 18,2% en el Comercio Mundial, más un 3,8% si incluimos al Reino Unido, sin necesidad de visados, pasaportes, fronteras, aranceles y demás requisitos.
“Lo que hace grandes a los países son los esfuerzos individuales.”
Lo que hace grandes a los países son los esfuerzos individuales, el colectivo normalmente es temeroso y no confía en sus posibilidades, suele tener miedo a que otros le quiten lo que tienen y pocos suelen amedrentar a muchos, salvo que haya un líder que con su aportación personal los organice y haga grande.
Un ejemplo claro de ello es, precisamente, la Marina Real británica del siglo XVIII, que se hizo grande con la disposición al sacrificio, el esfuerzo individual y la determinación de sus líderes, quienes con su ejemplo imponían severos castigos por los motines que se sucedían por las duras condiciones y largas travesías a vela que desarrollaban; y otro, es el caso del arandino, no suficientemente reconocido, General Antonio Gutiérrez de Otero que, con inferioridad de medios y de número, defendió Santa Cruz de Tenerife en el año 1797 del ataque británico del que fuera Vicealmirante, Horatio Nelson, al que venció con inteligencia, estrategia y nobleza, tal y como especialmente le reconoció el propio Nelson agradeciéndole en una carta el trato humano que recibieron sus heridos después de la batalla.
Ahora le toca el reto al antiguo comisario Michel Barnier de hacer grande a la Unión Europea, como líder de ésta en la negociación del Brexit, partiendo de tres premisas básicas: la primera, lo que representa cada parte en el Comercio Mundial; la segunda, que los que han solicitado formalmente la salida el 29 de marzo de 2017 son los británicos; y la tercera, el principio de reciprocidad con respecto a los futuros visitantes y residentes del resto de estados miembros en el Reino Unido y los posibles derechos adquiridos de los actuales.
Por otro lado, estamos obligados a convivir y llegar a un acuerdo, son muchos los lazos que nos unen y el comercio históricamente ha buscado la forma de superar las dificultades políticas, y como tuve la oportunidad de escuchar al embajador británico en España, Simon Manley, cree en el poder del libre comercio y el poder de las empresas de crear riqueza, así como que lo que se pretende es, incluso, reforzar la colaboración en cuestiones de interés general como el terrorismo.
Llegados a este punto, ¿qué papel puede jugar Canarias? Pues depende del esfuerzo individual de cada uno de los distintos agentes: políticos, empresarios y profesionales.
IResulta evidente qué representa el Reino Unido para Canarias, hasta el punto de que en la Ley 3/2016, de 29 de diciembre, de Presupuestos de Canarias 2017, se hace referencia a los efectos del Brexit y a “la mayor área de impacto sobre la economía canaria, que es el turismo, no es probable que se perciban efectos inmediatos en el turismo de Reino Unido al menos hasta avanzado el próximo año dada la naturaleza previsora del turismo británico que ya tiene contratada la temporada estival y en parte invernal”.
Al mismo tiempo, se pone de manifiesto, con 4.800.000 turistas británicos sólo en Canarias en el año 2016 y sin contar con los cruceristas, que estos necesitan viajar a lugares con un buen clima, con luz y sol, para poder descansar y recargar energías para el resto del año, con lo que dichos viajes influyen necesariamente en el estado de ánimo y la productividad de los británicos.
Pero no es sólo el turismo y la exportación de productos canarios, como las legumbres, sino ¿qué roles asume el Reino Unido en la Unión Europea y ahora quedarían libres? ¿Por qué no hacernos con ellos? Seamos el nuevo lugar de referencia para los científicos de la Unión Europea, o una nueva sede arbitral y judicial para los conflictos internacionales, como estoy desarrollando con mi proyecto “Leopoldo Cólogan | Law Hotel”, o cubramos cualquier otra necesidad que se ponga de manifiesto.
500 empresas españolas operan en Gran Bretaña y 700 británicas en España. La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha lanzado una batería de medidas para atraer a España a aquellas entidades financieras con sede en Reino Unido que quieran trasladar sus negocios o parte de estos como consecuencia del “Brexit”, tal y como se desprende de la encomienda de gestión al Banco de España que se publicó en el Boletín Oficial del Estado el 13 abril 2017. Se está decidiendo a qué lugar se traslada la Autoridad Bancaria Europea y la Agencia Europea del Medicamento.
¿Qué herramientas tenemos en Canarias para seducir a las empresas? La Ley 19/1994, de 6 de julio, de modificación del Régimen Económico y Fiscal de Canarias, como región ultra-periférica de la Unión Europea, con la Zona Especial Canaria en la que, respetando el principio de estanqueidad, pueden ubicarse capitales y empresas provenientes del exterior, los cuales, atraídos por las ventajas inherentes a este tipo de zonas especiales, una tributación del 4% en el impuesto sobre sociedades, coadyuven a potenciar el desarrollo económico y social del archipiélago.
La ZEC abarca el posible desarrollo, entre otras, de las actividades de industria de la alimentación y textil, fabricación de productos farmacéuticos, informáticos, electrónicos y ópticos, recogida y tratamiento de aguas residuales, cinematográficas, telecomunicaciones, jurídicas, contabilidad, consultoría, servicios de arquitectura e ingeniería, investigación y científicas, operadores turísticos, educación y sanitarias.